A propósito del amor y la amistad, son muchas las preguntas que nos hacemos. Todas parten de una molestia instalada en el cuerpo, una molestia que se escapa por la piel: es cierto eso de que el amor es pura locura? Que no hay lógicas racionales en las formas en que amamos o en las formas en que nos dicen que debemos amar? Por qué se dice que hay unas formas de amar que son verdaderas y otras que son todo, menos amor? Por qué se separa sexo y amor? Por qué el sexo es tratado como algo vanal y superficial en oposición al amor, sentimiento puro por excelencia? Por qué se dice que donde hay placer no necesariamente hay amor? Por qué se dice que el amor "verdadero" es para siempre? Por qué se busca -a veces con desespero y angustia- amar y ser amado? Por qué se asocia el amor a estructuras como la familia y la pareja? En fin, quién dijo que el amor -así entendido- es suficiente? Suficiente para ser felices, para estar plenos, para crear, para sonreír, para cantar de alegría en la calle -sin importar las miradas inquisidoras-, para saltar de deseo, de placer, para querer vivir otro día...